Páramo del Sol, un recorrido por las altas montañas

Esta es una galería que muestra un recorrido por uno de los más bellos e importantes ecosistemas del suroeste antioqueño. Se trata del Páramo del Sol que está ubicado sobre la Cordillera Occidental entre los municipios de Urrao, Caicedo, Abriaquí y Frontino en Antioquia. Es considerado una de las estrellas hidrográficas más importantes de la Cordillera Occidental en el abastecimiento de agua de los departamentos de Antioquia y Chocó, puesto que allí nacen algunos de los afluentes del los ríos Atrato, Sucio y Cauca. 

Por eso, hemos elaborado una muestra fotográfica de las especies de aves y plantas más importantes que habitan este lugar con la ayuda de Juan Luis Parra y Fernando Alzate Guarín, docentes e investigadores del Instituto de Biología de la Universidad de Antioquia y especialistas en avifauna y plantas de páramo.

Urrao | Biodiversidad multicolor

En Urrao se ubica uno de las estrellas hidrográficas más importante de la Cordillera occidental. Se trata del Páramo de Sol, donde además de la amplia presencia de aves, en especial de colibríes, así como la de ranas y de mamíferos, se destaca la del oso de anteojos (Tremactos ornatus). Este gran ecosistema inicia en los 2.600 m.s.n.m. y finaliza en los 4.080 m.s.n.m., erigiéndose como uno de los lugares más altos de Antioquia.

Este municipio cuenta con el Parque Nacional Natural Las Orquídeas que alberga los colores, las formas y los aromas de gran una gran cantidad de especies de orquídeas para su conservación.

La comunidad embera y sus tradicionales Fiestas del Cacique Toné, a finales de junio, resaltan el espíritu de libertad y rebeldía heredado del legendario líder indígena Cacique Toné.

Su gastronomía está llena de sabores como el típico Queso dulce y la granadilla, fruta emblemática de la región.

Planea tu viaje a Urrao a través de esta guía y recibe los mejores precios en hoteles y en planes de recorridos ecológicos y de aventura. Viaja por tierra o vuela en avión y en 20 minutos descubre el valle del río Penderisco en una experiencia plena de bellos paisajes.

¿Dónde hospedarse?

Flores del Paraíso | Carrera 30 No. 30-51

Este hotel  cuenta con 38 habitaciones, 2 suites y servicios de internet wi-fi, televisión por cable, recepción 24/7, turco y restaurante.

Hotel Parque Orquídeas | Calle 30 No. 30 – 26. Parque principal

El Hotel cuenta con 18 habitaciones en acomodación de pareja y múltiple. Dotadas con baño independiente, agua caliente, TV LCD, señal de cable, servicio de wi-fi y parqueadero.

Allí podrá disfrutar de la más hermosa vista hacia el Parque Rafael Uribe y de dos salas donde admirar una hermosa galería de fotografías de orquídeas del Parque Nacional Natural Las Orquídeas, ubicado en este municipio.

Hotel Colonial | Carrera 30 No. 29 – 24. Parque principal

Cuenta con 35 habitaciones para acomodación sencilla, múltiple y apartasuite. Cuentan con baño privado, agua caliente, TV, señal de cable, Minibar, wi-fi y hermosos corredores coloniales y jardines.

Finca Hotel Las Araucarias | A 5 kilometros antes de la cabecera municipal

Es un lugar campestre ubicado en el corazón del valle del Penderisco; un sitio rico en biodiversidad, paisajes mágicos e historia. Ofrece todas las comodidades para una estadía placentera de recreación y descanso. Tiene servicios de piscina, turco, bar y restaurante. Además, permite elaborar diversos planes tanto ecológicos como de recreación como la excursión a la Reserva del Colibrí o rutas a caballo.

¿Dónde tomarse un buen café?

Café del Paraíso | Parque principal

Su tienda está ubicada en el parque principal de Urrao. Esta empresa promueve la cultura del café en los más jóvenes a quienes se les vincula en programas educativos desde la siembra del café, su labranza, hasta su producción, acompañados por la Federación Nacional de cafeteros.

Dulces o postres tradicionales

Quesera Guzmanes | Calle 27 No. 30-49

Esta tienda de dulces tradicionales de Urrao ofrece especialidades como el queso quemao, el queso dulce envueleto en guasca y una variedad de arequipes.

Museos

Casa de la Cultura “Luis Hernán Vásquez Duque” | Carrera 31 No. 24-06

La Casa de la Cultura “Luis Hernán Vásquez Duque” tiene en su amplia oferta cultural los siguientes procesos: danza, teatro, artes plásticas, biblioteca, escuela de música, arqueología, grupos de vigías del patrimonio,  con una proyección a los distintos géneros poblacionales y una riqueza cultural enfocada en las tres etnias que lo catapulta como uno de los destinos obligados en el departamento de Antioquia.

Caminatas ecológicas y deportes extremos

Paraíso Viajes y Destinos | Calle 27 No. 30 – 43

Esta agencia de viajes ofrece apoyo apoyo profesional a los visitantes del municipio de Urrao con el fin de que estos disfruten de una experiencia diferencial y segura. Entre sus servicios se encuentra un plan completo de aventura, cultura y descanso.

Algunos de los lugares que integran su plan son:

– 1- Páramo del sol.
– 2- Reserva Colibrí del sol.
– 3- Miradores Jaipera, Aeropuerto, Peseta, Cristo Rey y Cruz del Indio.
– 4- Cascadas de la Honda.
– 5- Ruta agroturistica por los cultivos de Guapantal.
– 6- Paseo en el Río Penderisco.
– 7- Cabalgata Ecológica La San José.
– 8- Rappel en las peñas del Peseta.
– 9- Pesca en las trucheras.
– 10- Recorrido histórico en el casco urbano.

Esta agencia, además, ofrece el servicio de transporte aéreo Medellín – Urrao – Medellín. Los vuelos se hacen en el avión bimotor CESSNA T303 desde el Aeropuerto Olaya Herrera en la ciudad de Medellín, la duración del vuelo es de 20 minutos los días sábados y lunes.

Santa Fe de Antioquia | Una tierra dulce

Es conocido por ser uno de los municipios con más carga histórica en Colombia, pues su fundación data desde los tiempos de la Conquista española entre 1537 y 1600. Se le conoce como Ciudad Madre por haber sido uno de los primeros lugares que emprendió la construcción de una serie de bienes y servicios tales como: la primera sede episcopal, una parroquia estable, colegio, hospital, seminario, catedral, basílica menor y centro de historia; algunos de estos edificios aún se conservan y hacen de Santa Fe de Antioquia un lugar en el que se viaja a través del tiempo y la historia de Colombia.

Con una altitud de 550 m.s.n.m., cuenta con un clima que oscila entre los 25°C y los 28°C. Su economía se basa principalmente en la agricultura y el turismo por lo que hay una gran oferta de productos típicos como lo son el café, el maíz, el frijol; además de una gran cantidad de frutas características del clima cálido de la región. El mayor atractivo de este municipio se da en torno a temas arquitectónicos y culturales.

Ruta Medellín – Santa Fe de Antioquia

Gastronomía

Santa Fe de Antioquia es una tierra frutal. El tamarindo y el pistacho son frutos escasos que se cultivan allí. Esto ha hecho que se mantenga una tradición culinaria alrededor de los dulces frutales y de otras frutas como toronja, mamey, icaco, mango y ciruela.

Los tamales, que son típicos en muchas regiones del país, en este municipio tienen la particularidad de un tamaño pequeño y una preparación con hogao y masa hecha con naranja agria y chicharrón molido. Además de este alimento, el plato típico es la bandeja paisa, acompañada de mazamorra pilada y morcilla.

¿Dónde hospedarse?

Hotel Mariscal Robledo | Calle 10 No.9-70

Este hotel de estilo colonial dispone de un jardín tropical con piscina, habitaciones amplias, aire acondicionado y se encuentra en el centro histórico del municipio. Tiene más de 70 años y ha sido testigo de la historia de Antioquia. Abrió sus puertas en 1946 y desde entonces sus huéspedes se han vuelto cronistas viajeros que comparten allí las historias que llevan consigo. Desde 2010, el hotel ha realizado un proceso de restauración y ahora ofrece habitaciones renovadas para la comodidad del huésped, además de espacios colmados de objetos que evocan otros tiempos.

Hostería Tonusco Campestre | Calle 7 con Carrera 7. Barranca 1 El Guali

La Hostería Tonusco Campestre cuenta con 34 cabañas rodeadas de vegetación abundante propicias para el descanso, la recreación y el disfrute en familia. Su ubicación está cerca al río Tonusco y 4 cuadras del parque principal. Además admite mascotas y ofrece wi-fi gratuita y restaurante. Cuenta con piscina al aire libre abierta todo el año, centro de spa y bar.

¿Dónde tomarse un buen café?

Café Canelo | Hotel Mariscal Robledo. Local 6

Este hermoso lugar, enmarcado por enredaderas en su entrada y un diseño de galería, ofrece una carta de bebidas basadas en el café. Son siete métodos de preparación de este producto que impulsa el consumo de cafés tradicionales. Además se pueden encontrar otras elaboraciones como malteadas, repostería y chocolates.

Café Memorias | Carrera 10 No. 10- 55 Barrio centro

El Café Memorias es un café azul que tiene aroma a café, finas hierbas, el dulce de los rollos de canela y lo refrescante del limón. Es un lugar propicio para la lectura.  Ofrece sodas artesanales, frappres y muchas más bebidas frías como cócteles además de postre Napoleón, torta de zanahoria, waffles salados con jamón y queso o waffles dulces con fruta, helado y sirope de chocolate.

¿Dónde desayunar?

Restaurante, Bar y Piscinas Don Roberto | Calle 10 No.7-37, a cuadra y media del parque principal 

Este lugar rodeado de plantas, máquinas de escribir, de moler y de coser y papel de colgadura. Aquí se comparten experiencias de la cocina criolla, con recetas de las abuelas y el sabor de la comida casera. Se trata de una gran casona tradicional antioqueña que además cuenta con una piscina  para menguar el calor de los visitantes.

¿Dónde almorzar?

Portón del Parque | Calle 10 No 11-03. Calle del Medio

Portón del Parque ofrece una carta de pastas, carnes, típicos, pescados, pollos, postres, jugos y livores además de un espacio que asemeja una inmensa galería de pinturas para contemplar.

Restaurante Bar Jumaye. Comida de mar | Centro Comercial La Contaduría en el parque principal

Es un restaurante que ofrece comida de mar: entradas frías, ceviches tipo peruano, entradas calientes, pataconcitos, arepitas gratinadas, langostinos, cazuela de mariscos, trucha, mariscos, bagre, filete de salmón o dorado, filete de róbalo, pollo, postres, cócteles, vinos y licores nacionales e importados.

¿Dónde cenar?

Restaurante Bar La Comedia | Calle 11 No. 8-03

Este restaurante es un lugar que alberga una amplia variedad de experiencias, desde cocina: comida criolla internacional, vinos, tapas y cocteles hasta una interesante programación artística de cine, recitales musicales y exposiciones de las artes gráficas. Además exhibe productos locales de diseño y filigrana.

Sabor Español | Calle 10 No. 12-26 

Este lugar invita a disfrutar de la gastronomía española en un ambiente colonial alrededor de sabores mediterráneos. Allí podrán encontrar siete clases de paella, tortillas, carnes, salteados de ternera, pinchos y entradas de calamares y camarones.

Dulces o postres tradicionales

Son típicos los dulces de tamarindo, achiras, obleas, panderitos, cocadas, bocadillos y otras delicias.

Delicias de la Chinca | Parque de la Chinca y Parque Principal 

Ofrece una variedad de productos de heladería, comidas rápidas y jugos.

Museos

Museo Juan del Corral | Calle de la Amargura 11 No. 9 – 77

El Museo Juan del Corral es la joya de Santa fe de Antioquia. Está lleno de historia y de piezas tan únicas como la mesa de la firma del acta de la independencia de Antioquia. Su colección es de 496 piezas entre las que se encuentran documentos, obras de arte colonial, piezas arqueológicas, elementos de carácter histórico y otros de usos y costumbres, además de herramientas variadas. Cuenta con siete salas: Prehistoria y Conquista; la de Colonia; la de Independencia, su espacio de mayor énfasis; de República, dos salas, con los espacios correspondientes a alcoba y comedor.

Museo de arte religioso Monseñor Toro | Junto a la Iglesia de  Santa Ana o Santa Bárbara

Fue fundado en el año 1969, ocupa una antigua parte del colegio de los Jesuitas. Tiene la colección de arte religioso más grande del departamento, y la tercera en importancia del país. Recientemente inauguró la Sala santa Fe Colonial I que reúne las piezas que evocan los primeros años de existencia de nuestra ciudad y la valiosa colección de platería del museo.

Caminatas ecológicas y deportes extremos

Información tomada de http://www.misantafedeantioquia.com

Santa Fe de Antioquia es un atractivo no solo por sus hermosos paisajes e historia, También es atractivo para practicar deportes extremos como: rafting, paintball y parapente.

Sendereo María Centeno | Carretera que conduce al mar kilómetro 3 

Este sendero actualmente es de arrieros. Allí se realizan actividades turísticas tanto con los arrieros como con los caminantes, donde se disfruta de un bello paisaje y se practica el turismo ecológico.

Río Tonusco (balneario) | Vereda El Espinal  (Tonusco). A 2 km de la cabecera municipal

Este río tiene charcos naturales donde la comunidad realiza  “paseos  de olla”. Cada 6 de enero se realizan concursos de sancocho con grupos musicales y emisoras que van hasta el sitio. Este lugar es muy apropiado para la practicar el agroturismo y disfrutar del paisaje.

El sendero de la Sapera | Vía al mar. A 2 km de la cabecera municipal

Este sendero tiene un camino antiguo. Se realizan actividades con grupos de caminantes para recordar el paso de los ancestros.

El túnel de Juan Blanco | Vereda el Espinal 

Construido a finales del siglo pasado, en noviembre de 1.930,  cuyo fin era pasar el agua del río Tonusco a una acequia,  por debajo de la montaña para riego de un sector de la hacienda Juan Blanco y lograr una buena producción.

Volcán de La Sapera | A 10 Km de la cabecera municipal

Reserva ecológica, sirve para hacer ecoturismo a 10 kilómetros de la ciudad por la antigua carretera al mar.

Salto del Chocho  o de  Sabanas | A 35 Km de la cabecera municipal

Reserva ecológica, ubicada a 3 horas de la ciudad, en vehículo por carretera destapada, más 2 horas por camino de herradura, por la vía a Caicedo. Allí existe además  una caída de agua donde se disfruta de un bello paisaje y se puede practicar el turismo de aventura. El acceso al lugar es difícil y poco concurrido.

Quebrada La Noque | A 20 Km de la cabecera municipal

A esta quebrada se desplazan las familias para realizar actividades deportivas, paseos de olla. Se caracteriza por sus aguas muy frías y albergar espacio para el campismo.

Carteras migrantes | “Yo hablo con la arcilla“: Lilly Lerner

Lilly Lerner es nieta de una inmigrante que llegó a Medellín en 1928 con uno de los primeros grupos de mujeres judías. En su memoria y especialmente la de su madre Jaika, Lilly ha creado una obra llamada Voces y carteras que rinde homenaje a su comunidad a través de la creación de una serie de carteras en arcilla que evocan las voces del mundo femenino, de la vida cotidiana y del acto migrar.

«Entre nosotros los judíos tenemos una organización dentro de la comunidad en la que nosotros enterramos a nuestra propia gente, sin parafernalias, sin nada complicado, simplemente la gente se muere, se limpia y se entierra en una cosa de madera. En esa organización limpian los muertos. Cuando mi mamá se murió, muchas de las señoras, que son señoras elegantes, pusieron su vanidad a un lado, se tomaron sus dos aguardientes, limpiaron el cuerpo de mi mamá y la enterraron. De eso no les puedo decir el agradecimiento que les tengo a ellas. La amistad es más importante que Gucci. Entonces cada una para mí, cada cartera es muy importante, pero para decirle la verdad yo no soy ceramista sino contadora de historias y lo que pasa es que yo simplemente hablo con la arcilla», cuenta Lilly sobre algunas de las razones que inspiraron este homenaje a las mujeres que, dice, moldearon su infancia. Ellas llegaron a Colombia entre 1927 y 1948 y la madre de Lilly fue una de las primeras bebés de este grupo que nacieron en Medellín. Según cuenta Lilly, en ese periodo de tiempo llegaron alrededor de 150 mujeres judías a la ciudad. Su madre y abuela fueron cacharreras en Guayaquil .

Grupo de mujeres judías en Medellín. Esta fotografía hace parte de la exposición Voces y carteras, de Lilly Lerner en el Museo Maja de Jericó | Cortesía Museo Maja de Jericó.

Este tributo tuvo lugar en 2016 cuando en uno de sus viajes a Medellín, su ciudad natal, Lilly decidió ir a los cementerios donde están enterradas estas mujeres y recrear una de las tradiciones judías en las que el visitante deja una roca en la tumba como símbolo de «la memoria y el legado – una manera de demostrar que la memoria del individuo aún vive». En lugar de dejar una roca, Lilly puso estas carteras de arcilla como una forma reflejar en un objeto las historias de estas mujeres.

Fotografía de Guillermo Melo González.

Por eso, estas carteras funcionan en la obra de Lilly como retratos. Todas son diferentes y cada una conserva la historia de vida, que además Lilly escribe, de una mujer migrante. Para el curador de esta exposición, Saúl Álvareza Lara «es la representación de las carteras que llevaban a todas partes: a las visitas, al trabajo, a las reuniones de amigas, a los paseos y las identificaban, Lilly Lerner recuerda a su madre, a sus tías, a las amigas de su madre; recuerda la multitud de voces que viven, hablan, ríen o lloran. Voces  y carteras que son el retrato de ellas, de un momento, de una comunidad».

«Ellas eran jóvenes cuando llegaron. Cada una me contó una historia y no solamente a mí. Si usted piensa en su propia historia hay alguien que carga una cartera y le cuenta una historia. Y es una historia universal, es una historia de la sobrevivencia y del sobreponerse», concluye Lilly.

Guatapé | El gran lago en las montañas

Guatapé es un municipio de subregión del oriente de Antioquia. Su cabecera está a 79 kilómetros de la ciudad de Medellín.

El municipio posee muchos apelativos por su  desarrollo económico, especialmente turístico, a partir del conocido “Embalse Peñol-Guatapé”. Otros apelativos que ha recibido son “Remanso de Paz”, “Corazón del Oriente Antioqueño”, “Mar Interior de Antioquia”. Las fachadas de sus casas son coloridas, adornadas con tradicionales zócalos. El malecón ofrece una amplia oferta gastronómica, una hermosa vista sobre el embalse.

¿Dónde hospedarse?

Hotel El Descanso del Arriero | Calle 30 No. 28 – 82

Los huéspedes pueden disfrutar del bar del hotel. Hay aparcamiento privado gratuito disponible en el sitio. Cada habitación está equipada con un televisor, wi-fi gratuito y baño privado con ducha. Cuenta con un salón y tiendas compartidas en la propiedad. Puede participar en diversas actividades, como paseos a caballo, pesca y senderismo.

Hotel Zócalo Campestre | Calle 30 No. 28 – 82

Está ubicado a 200 metros antes de la entrada principal a la piedra y a la estación de gasolina, a 3 minutos del casco urbano del municipio de Guatapé.

Tiene 16 cabañas inspiradas en las tradiciones y cultura de Guatapé, considerado uno de los pueblos más turísticos y coloridos del mundo.

Cuenta con 5 cabañas familiares (con capacidad máxima de 4 personas), 11 cabañas tipo suite (con capacidad máxima de de 3 personas), y 6 habitaciones en la casa principal para grupos, para disfrutar de la comodidad y el confort en tus días de descanso.

Hotel Pietrasanta

Ingresando en lancha desde Guatapé, en medio de la reserva natural se encuentra este hotel rodeado de bosque y y del agua cristalina del lago. Ofrece una experiencia diferente: de paz, naturaleza y relajación donde se puede disfrutar de playa, kayaks, botes de remo, pesca, kiosko de hamacas, salón de juegos, tour en el planchó, masaje relajante y spa, cenas románticas, caminata ecológica guiada. Cuenta con 14 cabañas con espectacular vista al lago.

Cabañas Flotantes: Suspendidas en el lago, y rodeadas de agua y bosque se convierten en el mayor atractivo del eco hotel por ser una experiencia única y diferente para parejas y familias.

Cabañas Bungalow: Cerca al bosque con vista al lago, una opción para parejas que buscan privacidad y romanticismo.

Cabañas Chalet: Ideal para familias o grupos de amigos, están más cerca al lago,  la playa y las áreas comunes del eco hotel.

¿Dónde tomarse un buen café?

Café La Viña | Calle 32 No. 31-23

Su producto principal es el café de diferentes orígenes y fincas. Se encuentran preparaciones como espresso, late, capuccino, americano, moca y mocaccino.

Black Hole Café | Calle 31 No. 29-04

Ofrece café espresso de origen local, té colombiano de hoja suelta, pastelería hecha en casa. Además se encuentran productos como:  Affogato (espresso doble, helado de vainilla y amaretto), cold brew con leche, cappuccino, cheesecake de frutos rojos, y muffin de amapola y naranja.

Kaffa Café Bar | Plazoleta de los Zócalos No.30-34

Este lugar tiene una amplia variedad de productos elaborados con café cultivado en el mismo municipio.

El Patito Modosito | Calle 31 con Carrera 29-52

Entrega a sus clientes una productos como café, postres y merienda. Es un agradable sitio para comer y pasar un rato acompañado de música, humor y buen ambiente.

¿Dónde desayunar?

Guatacrep’s | Calle 31 No. 27-58

En este lugar es posible encontrar crêpes francesas saladas, vegetarianas, dulces, mermeladas caseras, pan francés artesanal , panes de chocolate, lasagnas con pastas frescas, quiches lorraines y vegetarianas, pizzas y sándwich.

¿Dónde almorzar?

La Fogata | Carrera 30 No. 31-32. Frente al terminal de transporte

Este restaurante ofrece parrilla y comida típica. Otros productos de su carta son las costillas BBQ, trucha marinera, filet mignon y asados al carbón. Tiene vista panorámica al malecón.

Al carbón Parrilla | Calle 32 No. 28-71, local 02

Ofrece diferentes platos elaborados al carbón. Sus productos son carne angus, pescados, hamburguesas, costillas BBQ, baby beef opciones vegetarianas y vinos.

Ramé Cocina Artesanal | Carrera 26 No. 31B – 26

Propone una cocina artesanal como una propuesta gastronómica fresca. Un espacio pensado para un momento tranquilo rodeado de detalles coloridos con su decoración vintage.

Invita a difrutar de la “slow food” como una apuesta de cocina consciente, donde todas nuestras creaciones se preparan con ingredientes naturales, sostenibles, sanos, con opciones vegetarianas y veganas. Los platos son livianos bajos en grasa, sal y azúcar, sin conservantes ni productos refinados con un toque especial de aceites de primera presión en frío, hierbas y especias.

Hecho con amor Deli | Carrera 27 a No. 30-71

Tiene una carta con productos como hambuergesas veganas, wraps y empanadas vegetarianas; además sopa de minestrone, quiche de verduras asadas; ensalada de quinoa, cheesecake de maracuyá; torta de limón y zucini, brownies (veganos) de chocolate y banano y barras de Avena y nueces (veganas y sin azúcar).

¿Dónde cenar?

Thai Terrace | Carrera 22 No. 29B-29

Este restaurante tiene vista al lago y las montañas que lo rodean. Ofrece platos de la comida tailandesa y sabores del sureste de Asia como el curry rojo y opciones vegetarianas, además de vinos chilenos y mojitos.

El muelle Resto Bar | Sector el Malecón

Es un bar flotante que propone un espacio para compartir con amigos y familia de bebidas nacionales e internacionales y el delicioso sazón argentino.

Dulces o postres

Dulces de Guatapé | Calle 29 No. 23C – 32

Ofrece productos elaborados sin químicos ni conservantes como: panelitas de arequipe con coco, bocadillo de uchuva, de tomate de árbol y con arequipe, jalea de guayaba y arequipe con coco y maracuyá.

Caminatas ecológicas y deportes extremos

Hotel Manantiales del Campo y Hang Glide Colombia | Km 15 entrada por la Central Hidroeléctrica de Guatapé. Vía Guatapé – San Rafael (El Playón Vereda Peñoles)

Ofrece vuelos en ala delta que permiten ver tanto la represa como sus islas y todo el colorido del municipio. El viajero está siempre acompañado de un piloto profesional durante un vuelo de alrededor de 12 a 15 minutos. El hotel cuenta con todos los permisos y certificados de seguridad.

La casa de los Restrepo

Una de las formas de construir el espacio doméstico ha sido a través de la disposición y adaptación de ciertos objetos. Cada uno de ellos revela fragmentos tanto de la historia común de los grupos humanos como de sus vidas íntimas. Esta sección propone un recorrido a lápiz por los objetos y los espacios de las casas jericoanas y recupera la noción de cartografía como una forma de conocer el espacio en detalle.  La Casa de los Restrepo es una muestra de ello.

En marzo de 2016, Jericó fue declarado Centro histórico del ámbito nacional por el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural. Este texto aborda los conceptos de patrimonio material e inmaterial a través de las reflexiones que una arquitecta hace sobre un interesante objeto doméstico que, con los años, ha adoptado usos diversos.

Ilustración: Daniel Piragauta.

Siempre me llamaron la atención los lavamanos sueltos de las casas de pueblo antioqueño; aquellos objetos me sorprendían anclados en la pared de un corredor o de uno de tantos espacios para estar. No tenía en mis códigos culturales contemporáneos la ubicación de un lavamanos fuera del baño.

Esta pieza pequeña me ayudó a entender una parte de la cultura y de unos rasgos que hoy siguen vivos a través de la memoria del espacio en aquellas casas de la colonización antioqueña de montaña, ésas que han sido reconocidas como patrimonio cultural por sus características arquitectónicas, las cuales son el reflejo de un vasto conjunto de tradiciones domésticas que conforman un patrimonio inmaterial.

Mis indagaciones me llevaron a concluir que este lavamanos fue producto de una tradición religiosa. Es sabido que en Antioquia, muchas costumbres provienen de allí, y el curioso lavamanos pareció no estar exento. Gran parte de la cultura antioqueña proviene de herencias judeo-cristianas que adoptamos y adaptamos a las autóctonas en los procesos migratorios de colonización.

Este lavamanos es una referencia al Aguamanil utilizado por los judíos y en rituales cristianos en la purificación antes de cada comida. La frase: «Mijo, antes de comer, lávese las manos», sigue pronunciándose. ¡Y cuántas cosas de nuestra cultura podemos entender a partir del acto del “comer”! La articulación de la familia alrededor de esta actividad se asumía como todo un ritual, del cual ese lavamanos era justo la antesala. Era el momento para compartir en familia, para ratificar su unidad y su propia herencia religiosa. El espacio del comer era digno de tal actividad; su arquitectura estaba dispuesta con todos los elementos para una acción tan importante. La majestuosidad de un espacio amplio albergaba un comedor grande, numerosos puestos y un bifé también grande que contenía las finas vajillas. Era un espacio cerrado, con vitrales o ventanas de madera que permitieran el control de la luz, independiente de todo lo demás, adecuado para darle el respeto que el acto del comer merecía en familia.

El acto final del ritual también era importante pues, en aquellas casas, muchos de sus espacios estaban destinados a la culminación de dicha ceremonia que comenzaba en los patios, donde se tenían animales y huertas para producir, cuidar, y asegurar su propio consumo. Desde el momento de las migraciones , las familias se trasladaban con sus animales, para asegurar sus alimentos, mientras que la producción fuera de casa daba sus frutos, de allí la existencia de tantos patios con tan diferentes usos dentro de las casas.

Las cocinas eran solemnes. Se trataba de espacios habitados constantemente; con sus alacenas como habitaciones independientes, sus mesones de preparación que rodeaban todo el espacio, enmarcándolo; eran amplios y rígidos, vaciados en cemento para soportar todo el trabajo que allí se hacía; sus anaqueles alrededor, donde guardaban las ollas, que no eran pocas ni pequeñas. Y el pequeño comedor auxiliar justo al lado de la cocina, el que ocupaban para los empleados domésticos o para comer algo entre las comidas importantes, ya que el otro, sólo podía usarse en las comidas principales, y con toda la familia reunida.

Entonces lo noté, el lavamanos no tenía una ubicación aleatoria, estaba siempre justo cerca del espacio del comedor. ¿Quién iba a pensar que aquel «desubicado» lavamanos era el objeto que permitía dar inicio al ritual que acarreaba tantos esfuerzos y actividades previas, de aquella actividad que era el reflejo de la cultura?


El patrimonio cultural de la Nación está constituido por todos «los bienes y valores culturales que son expresión de la nacionalidad colombiana, tales como la tradición, las costumbres y los hábitos, así como el conjunto de bienes inmateriales y materiales, muebles e inmuebles, que poseen un especial interés histórico, artístico, estético, plástico, arquitectónico, urbano, arqueológico, ambiental, ecológico, lingüístico, sonoro, musical, audiovisual, fílmico, científico, testimonial, documental, literario, bibliográfico museológico, antropológico y las manifestaciones, los productos y las representaciones de la cultura popular».

Jericó, el infinito vuelo de los días, de Catalina Mesa

Mujeres y tradición

Entre las montañas y el colorido del municipio de Jericó, en Suroeste antioquieño, las tradiciones siguen vivas de la mano de los relatos y conocimientos de las madres y abuelas del pueblo. Son ellas y sus historias quienes protagonizan este documental de Catalina Mesa. Jericó, al igual que estas mujeres, se teje a punta de recuerdos, y es en la evocación del pasado, de amores, desamores, felicidades y desdichas, donde la pieza logra retratar a estos personajes que resultan tan pintorescos como el pueblo mismo.

Todas estas mujeres comparten, además de su contexto geográfico, un conjunto de costumbres arraigadas que determinan sus prácticas cotidianas, entre las que resaltan los rituales de belleza, la molienda de maíz para las arepas y el tejido; todas ellas, en medio de la soledad que acaece con el paso de los años, encuentran la posibilidad de revivir los hechos que las marcaron a través del ejercicio de hacer memoria. Sus narraciones las embarcan en un viaje emocional en el que el espectador termina también sumido, pasando de las alegrías a las pérdidas, no sin dejar de imprimir algo de humor y todo un compendio de dichos populares a sus historias.

Las temáticas de sus relatos comprenden las creencias, los agüeros, las experiencias y aprendizajes de la juventud. Entre líneas se evidencia también el patriarcado, aún vigente de manera particular en la cultura antioqueña. Sus historias giran alrededor de los hombres, que aunque poco los veamos en el filme, pasan a ser gran parte de lo que, desde su propia visión, las ha definido, en especial los noviazgos y el matrimonio.

La relación con lo místico y lo espiritual de las mujeres retratadas es otro de los elementos que las caracteriza. Una de ellas, a sus ciento dos años y con la lucidez intacta, habla del trato que hizo con la virgen para el momento de su muerte. De la misma forma, los rezos a los santos, la creencia en eventos que pueden augurar la muerte, o la colección de camándulas de Doña Chila, son todas muestras de un deseo por trascender lo terrenal.

En cuanto al tratamiento del documental, se puede identificar cómo varias de las situaciones son provocadas inicialmente, construyendo una suerte de representación en escena que de entrada produce un efecto de extrañamiento, sin embargo, a medida que se desarrollan las conversaciones, esta singularidad encuentra su razón de ser, ya que consigue que los personajes vayan recobrando la espontaneidad y profundizando en sus reflexiones. El uso de este recurso habla de una mirada, por un lado, conocedora del universo al que se aproxima, y por otro, con una clara consciencia de lo cinematográfico.

A través de las decisiones estéticas se saben aprovechar los espacios íntimos donde habitan los personajes, a pesar del evidente interés por hacer una apología al pueblo, el color y el aire de antaño de los ambientes terminan haciendo parte de los retratos y narrando diferentes aspectos de las mujeres que los ocupan. La música, en orden también con lo tradicional, remite una vez más a las raíces esencialmente locales de la historia.

Es inevitable identificar unos rasgos de feminidad en esta película, no sólo por el carácter de sus valores estéticos y expresivos sino por la complicidad que se evidencia con las mujeres que la protagonizan y la capacidad para detenerse en los detalles. La realizadora sabe comprender y retratar con sensibilidad el universo de estos personajes, quienes, en sus últimos años, se detienen a mirar atrás y construyen su identidad a través del recuerdo.

Reinaldo Molina vuelve al campo a sembrar

De lejos, la finca de Reinaldo se asemeja a un gran matorral. La casa apenas se ve porque parece comida por la vegetación pero en la frontera unas líneas de plástico en zigzag cortan el paisaje. Son las marquesinas acelerando la maduración de las gulupas y la finca de Reinaldo haciendo frente con plataneras, café, huertas, maíz, fríjol y moras  solo con el cielo por techo.

Reinaldo nació en la vereda Estrella Nueva de Jericó y vivió allí hasta que cumplió 17 años. Siempre le gustó el campo; de chiquito a él y a sus 12 hermanos los ponían a cuidar los animales, a cargar leña, a buscar los plátanos y las yucas. “Nosotros de pequeños sabíamos sembrar y seguimos con la misma tradición”, dice. Luego se fue para San Andrés Islas a estudiar administración hotelera en el Instituto de Formación Técnica Profesional -Infotep-. En San Andrés trabajó sobre todo en restaurantes: en el Hotel Bahía Sardina, Pollos kikirikí, una distribuidora de alimentos y en Inpescar. Allá estuvo durante 33 años, pero “ya uno se cansa de trabajar y quiere volver a hacer lo que le gusta”.

Por eso hace 5 años volvió a casa, porque “por allá siempre anhelé estar en la finca y ya estoy en la finca de nuevo”, cuenta. Ahora, viven y trabajan la finca su hermana Cielo que se encarga del Jardín, su hermano Rigoberto quien cultiva el café y su madre María del Carmen quien trabaja la huerta y el jardín. Reinaldo se encarga del resto. En época de cosecha, contratan un par de trabajadores para coger café, pero casi siempre la familia se encarga de todo.

Son alrededor de 13 cuadras, de las cuales unas 5 está cultivadas y las otras “como hay tantas aguas, trata uno de no meterse donde están las aguas”.  Reinaldo sabe que los cultivos diversos son mejores para la tierra y para su familia que se abastece de todos los productos de la finca. Él lamenta que la agricultura haya cambiado: “ahora ve uno todo revuelto, agricultura con plástico”; sin embargo, su finca se resiste a eso y por eso hay café, plátano, aguacate, guayaba, piña, mora, flor de jamaica, maíz, fríjol, pastos, aromáticas, unas pocas vacas, una chiva, conejos, gallinas y peces. Todo eso para el consumo propio y cuando se produce de más, para la venta.

Cada que hay una cosecha de alguna cosa de la finca, Reinaldo se va para el pueblo y, puerta a puerta, vende su producción. Ya es habitual la clientela del fríjol, la leche, la mora y los quesitos.

El reino de las apariencias

The Smiling Lombana, de Daniela Abad 

Escrito por Daniel Mateo Vallejo

Mientras compraba mi entrada para ver The Smiling Lombana, una mujer que me seguía en la fila le preguntaba a su acompañante por la directora de esta película: “es de una directora colombiana”, fue todo lo que logró saber antes de ingresar a la sala en donde se proyectaría el segundo largometraje de Daniela Abad Lombana, directora de cine nacida en Torino, Italia, quien estudió en la Escuela Superior de Cine y Audiovisuales de Cataluña. Su filmografía va desde cortometrajes de ficción como Padre nuestro (2015) y La cama (actualmente en postproducción), hasta sus dos largometrajes Carta a una sombra (2015, codirigido con Miguel Salazar, cuyo estreno le otorgó dos premios en el Ficci) y The Smiling Lombana (2018, obra con la que dicho festival inauguró su versión 58). Daniela actualmente reside en Medellín, donde se ha desempeñado también como productora, y junto a la directora Laura Mora y su hermano, el artista visual Pablo Mora, Mirlanda Torres y Manuel Villa conformaron la emergente casa productora La Selva Cine.

Aunque no es nada subestimable la influencia de sus abuelos, Daniela, con sus dos largometrajes documentales (el primero inspirado en la vida y muerte de su abuelo paterno, Héctor Abad Gómez, maestro provida cuya voz fue acallada por opositores a su visión, y el segundo, siguiendo los pasos de su abuelo materno y esa casta de artistas Lombana), toda su filmografía es prueba de que sus apellidos no le hacen sombra cuando de talento se trata, pues su trabajo revela sentido crítico y sensibilidad para transformar su mirada sobre acontecimientos familiares en un espejo en el que ha sabido reflejar muy bien esa sociedad en la que ha crecido; así que hay pues mucho más por qué reconocerla y celebrarla.

Cuando tenía once años, Abad conoció por primera y única vez a su abuelo materno, Tito Lombana, quien en su lecho de muerte, le entregó a ella un sobre que contenía un fajo de dólares; este es el punto de partida de lo que aparentemente es un relato cronológico de la vida y obra de un artista plástico innato, narrado por su nieta; digo aparente, pues a medida que avanza el recuento de los viajes y las personas que llegan a la vida de Tito, capa a capa, se va develando un tema más global que absorbe la historia de este escultor, e incluso la de toda una sociedad y una ciudad desde la década de los setenta: la ambición por las cosas y el éxito a toda costa.

The Smiling Lombana no es solamente la historia de un hombre, ni de una familia, sino que, más bien, indaga acerca de las consecuencias de esa necesidad de ostentar riqueza y poder, sin importar los medios; mal tan arraigado en el espíritu de aquellos hombres impacientes que cimentaron un estilo de vida en nuestro país a través de la mafia y el narcotráfico, el cual rápidamente invadió y se propagó a lo largo y ancho de Colombia, invadiendo hogares y corazones. Este documental es un esfuerzo fallido, tal vez, por encontrar respuestas claras de la enigmática vida de su abuelo, pero sin duda es una pieza contundente y estimulante en la que podemos reflejarnos y pensarnos como sociedad.

Con un material de archivo familiar tan cautivante como el uso de la música y la esponteneidad y fuerza de los testimonios de su abuela Laura y su tía Mónica, Daniela ensambla el seguimiento de la vida de su abuelo, permitiéndonos entender cómo paso a paso, país por país, de familia en familia, al mejor estilo crónico de un Corleone, este hombre fue moldeando su vida y tallando cuidadosamente una doble vida que más adelante, al descubrirse su secreto, le costaría el amor de su esposa, la cercanía de sus hijas e incluso lo privaría de la libertad por más de un año en Estados Unidos.

Daniela Abad ha sabido aprovechar con destreza sus historias familiares que resultan tan inspiradoras, pero crudas y violentas a su vez, por un lado, con el recuento de la vida y trágica muerte de su abuelo Héctor Abad Gómez, a través de su familia; y ahora, este cautivador intento por desenmascarar a esa figura pública que fue Tito Lombana, el hombre que generó grietas y dolor en su familia materna al sobreponer el aprecio por lo material y ese insaciable deseo por el dinero fácil y rápido que el arte no le estaba generando, antes que la tranquilidad y estabilidad con su familia. También ha sabido tomar la distancia justa de los hechos y personajes que han atravesado y marcado su vida, para extraer muchos más matices de lo que pudo ser meramente anecdótico; su mirada a través del documental ha logrado potentes narraciones, y no deja más que expectativa por sus siguientes búsquedas, donde quizá su bagaje familiar quede relevado o un reenfoque inspire nuevas narrativas y diálogos sobre lo bello y trágico, al mismo tiempo, que puede ser crecer y vivir en una ciudad como Medellín; en un país como el nuestro, donde reina el valor de las cosas y la imagen social impoluta sobre la transparencia y la vida misma.