¿Por qué narrar las semillas nativas?

Las semillas nativas son un componente fundamental no solo de procesos ecológicos sino que también hacen parte vital de la cultura de los pueblos. La “Libertad de cambio, trueque de semillas y animales como reflejo de las relaciones culturales y ambientales entre campesinos, indígenas y afrodescendientes” está contemplada como uno de los atributos a las relaciones sociales y culturales fundamentadas en el principio de la ética y hace parte del enfoque agroecológico de la agricultura familiar (Schneider, 2014).

Sin embargo, en la legislación nacional existe toda una normativa que pone en tensión los derechos de propiedad intelectual de material genético con una práctica cultural y milenaria que es la base de la soberanía alimentaria de las poblaciones.

Para el agrónomo del Jardín Botánico de Medellín, Carlos Mario Orozco Castañeda, “el contrasentido es desde las autoridades, que pretenden imponer una norma que obedece a intereses de multinacionales, porque los tratados de libre comercio van ligados a quién maneja las semillas; porque quien maneja las semillas, dicho escuetamente, maneja uno de los insumos más importantes de la agricultura. Quien lo maneja tiene un gran poder. Es muy, muy importante por la soberanía alimentaria, por la supervivencia de las culturas, por la conservación de biodiversidad y por toda una serie de prácticas ancestrales que hacen que este mundo sea más rico”.

Esta opinión es compartida por Sara Márquez Girón, directora de la Seccional Suroeste de la Universidad de Antioquia y doctora en agroecología: “es una total injusticia. El apoyo gubernamental está es con las multinacionales y no con los productores y los que conservan semillas nativas lo tienen que hacer casi a escondidas. Es una actividad muy clandestina, lamentablemente. En el entorno tradicional priman otros criterios para que eso se pueda hacer, como seleccionar las mejores plantas”.

¿Por qué la recolección de semillas nativas es una práctica de resiliencia socioecológica?

Para Carlos, “en lo social, porque son prácticas ancestrales que no me pueden negar y es una parte que se promueve, por ejemplo, desde la resistencia civil que cuando yo no estoy de acuerdo con una norma porque va en contra de los derechos, es un ejercicio político, económico, cultural, de la agricultura para la vida. Es la capacidad de los pueblos que tienen para adaptarse a los cambios culturales. Aquí la ética se pone en tensión con las leyes del mercado. Esto hace parte de la resiliencia, de la capacidad de adaptación de esta gente. Preservar semillas, conservar y que se intercambien las semillas”.

En ese sentido, este trabajo de investigación reivindica la recolección de semillas de árboles nativos a través de la historia de Francisco Restrepo y la documentación de su oficio y sus prácticas y espera que sea un documento que a partir de la divulgación pueda ser una base para la réplica de esta práctica agroecológica.


Normativa sobre semillas en Colombia:

Resolución 970 derogada por Resolución 3168 del ICA – 2015 que “reglamenta y controla la producción, importación y exportación de semillas producto del mejoramiento genético para la comercialización y siembra en el país, así como el registro de las unidades de evaluación agronómica y/o unidades de investigación y fitomejoramiento”. Además de los Convenios internacionales con la Unión Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales UPOV 78 y UPOV 91, este último derogado por la Corte Constitucional).

Referencias

Schneider, F. (2014). Criterios generales para la agricultura familiar. Unidad de Planificación Rural Agropecuaria (UPRA). Bogotá, Colombia.

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