¿Por qué narrar la apicultura?

Las abejas prestan el servicio ambiental de polinización que es esencial no solo para la reproducción de los ecosistemas sino para  la producción de alimentos puesto que el 70% de la producción agrícola depende de la polinización. La preservación de estas especies es entonces una necesidad global porque es la base de procesos ecológicos vitales para la producción de alimento y la procura de la soberanía alimentaria del planeta y la conservación de su biodiversidad. Sin embargo una serie de fenómenos asociados al modelo agroindustrial ha provocado un declive nunca antes visto en poblaciones de abejas alrededor de todo el mundo.

En el país, en las esferas institucionales, este fenómeno ha sido poco tomado en cuenta pues hay una débil regulación del uso de plaguicidas que, se presume,  es la causa principal de la muerte de millares de abejas. “Hay un déficit de protección de los polinizadores en Colombia porque primero, no hay una línea base sobre el estado actual de los polinizadores, entonces no se sabe exactamente lo que está pasando con las poblaciones de abejas, aunque lo que sí se sabe que algunas están colapsando. Las autoridades ambientales no se están articulando para proteger las abejas, las autoridades agrícolas tampoco y, en general, hay una dispersión de competencias entre las entidades del Estado de manera que no hay una adecuada coordinación y no hay un adecuado ejercicio de esas competencias y el resultado final de eso es que las abejas siguen muriendo”, explica Carlos Lozano Acosta, asesor de la Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente (AIDA) e investigador del grupo PLEBIO (Política y Legislación en Biodiversidad y Recursos Genéticos) del Instituto de Genética de la Nacional.

La apicultura como una práctica de resiliencia socioecológica

Sin duda la apicultura es una forma de resiliencia socioecológica pues además de que es una labor que tiene efectos directos sobre el aumento y conservación de la biodiversidad, “es una actividad económica de bajo impacto ambiental. Requiere infraestructura liviana, probablemente no genera desbalances en los ecosistemas. Además incrementa la polinización”, sostiene Acosta, quien además agrega que esto también tiene efectos para contrarrestar el cambio climático: “hacer apicultura es polinizar y polinizar es fortalecer los ecosistemas y los ecosistemas fuertes son resiliencia frente al cambio climático”.

Es en ese sentido que este trabajo rescata el oficio de Osmedo Ospina, un apicultor y gran conocedor de los procesos de los ecosistemas que lo rodean, pues da cuenta de una práctica agroecológica que no solo puede fortalecer una alternativa para fortalecer las labores asociadas al cultivo, sino que supone una actividad de gran impacto benéfico para la conservación del ambiente y la biodiversidad y así mismo para la soberanía alimentaria.

Deja un comentario

*